Viajes

La lluvia que me detuvo


Iruya...Iruya..

Quedó tan atrás y tan arriba como mis sueños. Aún sigo aquí, en Humahuaca, detenida, congelada, sin saber exactamente qué hacer. La tormenta que anoche cayó con toda su fuerza sobre la quebrada, dejó a Iruya aislada. Y me pregunto porqué justamente anoche? Han sido días secos, a sol rajante, de cielos azules, y anoche tenía que llover. Dí vueltas en mi cama durante la noche, escuchando los truenos y el agua golpear contra el techo como avisándome.
No madrugues, no hace falta, no puedes irte adónde quieres, renuncia.

Luego la confirmación del vendedor de la terminal: no llegan los buses hasta Iruya, sino hasta 3 kms. antes, hay que cruzar un río a pie, mojarse, caminar a casi 4000 m de altura con la mochila en la espalda. No era algo viable para mí. No me atreví. Menos aún cuando el amable señor asomado en la ventanilla me dice: quien sabe cuando se pueda retomar la ruta normalmente. Eso significaba tener que hacer la misma travesía para volver, siempre y cuando no lloviera más aún y los buses directamente decidan no viajar.

Me quedé estaqueada en esa terminal llena de gente, sin saber hacia donde correr, desnorteada, decepcionada, y triste. Tanto soñar con llegar a Iruya y San Isidro, para que una lluvia me desarme en pocos minutos. Como se desarma también la vida.

Me fui a la posada, hice cuentas, repasé la ruta, decidí irme de mi privilegiada habitación privada, que despues de todo no era tan "privilegiada" para lo que estaba pagando, tomé el desayuno y me fui al hostel que queda justo enfrente a la posada, pero cuesta la mitad. Debo compartir otra vez, pero ya no me importa, el lugar es limpio, luminoso, tranquilo, me gusta. No es el caos de Tilcara, y afortunadamente, estoy sola en una habitación para cuatro. Pero hoy quisiera tener a alguien a mi lado, poder decirle: estoy triste, me siento cansada, no se que hago aquí. Me molesta ese sentimiento de desazón, que me ha paralizado en lugar de impulsarme hacia otro sitio.

Decido que mañana me voy a La Quiaca. Me han hablado de un pueblo por allí cerca que se llama Yavi, uno de esos pueblitos diminutos, dormidos, estáticos como ahora me siento. Allá me iré ni bien llegue a la ciudad fronteriza.

Humahuaca en Domingo de Pascua me sorprende con su ritmo lento, tranquila, apaciguada. Es diferente a lo que era ayer, no hay tantos turistas, no hay casi vendedores en la plaza, algunos comercios están cerrados, y alegre y ya más tranquila, la camino. Sus calles de piedra, sus callejones angostos, sus rebeldes graffities, sus perros aburridos, su espíritu lleno de tradición e historia van llenando la mañana, la tarde, mi día. Paradogicamente, un día de sol pleno, desafiante. Lo siento pegarme en la cara desde mi refugio en la plaza donde me siento solo a observar y me sigo preguntando: porqué llovió así anoche? porqué? Pero no es algo que pueda cambiar ya, así debió ser y es.

Estoy acá, en Humahuaca, esperando a que el santo que sale del campanario de la municipalidad cada mediodía me salude con su mano rígida, comiendo guisos de quinoa y humitas, durmiendo siestas, leyendo a Cortázar, charlando con dos malabaristas uruguayos con ojos llenos de cocaína y pesadumbre, de esa que se acarrea con los años de dormir en la calle y comer la misma sopa todos los días. Uno de ellos me pregunta por Pepe Mujica, por el paisito, quiere saber, quiere escuchar un "tá", quiere noticias de su tierra, aquella que dejó hace cuatro años. Le cuento, hablamos de los barrios, de nuestra gente, de nuestra comida, de las bondades y miserias de viajar solo y comienzo a sentir una nostalgia tan grande que me despido abruptamente. Me voy hacia las mismas calles una y otra vez, girando sobre todo lo visto y sobre mí misma, repitiéndome y repitiendo: cuando salga el sol me habré ido, cada vez más lejos de casa, cada vez más cerca de pegar la vuelta.

4 comentarios:

  1. Estuve igual que vos detenida tres días grises y mojados en Humahuaca, con esa desazón de abandonar un sueño, caminando y perdiéndome entre la gente de la terminal, esperando una buena noticia, un rumor favorable...
    Ahora me doy cuenta que no estuve detenida, el sueño de Iruya, continúa aún y más fuerte que nunca.

    Besos

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  2. Tenes razon! con el tiempo se ve todo de otro color...A veces detenerse es una manera de escucharse y afirmar o derribar nuestros sueños...El tuyo sigue vivo, el mio aun no lo se...no se si volveré por Iruya, siento que hay mucho camino por delante, que hay que seguir, que por algo habrá sido...Si iba a Iruya probablemente no conoceria Yavi...asi que como dice Drexler: nadie se pierde, todo se transforma.;o)
    besos!!
    pd: no me cabe duda alguna que llegarás....

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  3. A mi me pasó una cosa así entonces hice lo mismo pero con la diferencia de una escala técnica en Abra Pampa para visitar la Laguna de Pozuelos cosa que tampoco pude hacer por las tormentas. Entonces ahí si me decidí y visité La Quiaca, Yavi y Villazón.
    Lindos recuerdos.
    Saludos.
    Axel.

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  4. Gracias Axel!
    Creo que si hoy volviese el tiempo atrás, no dejaría ganarme por la desazón. Cada vez me convenzo más de que uno está donde debe estar...Quizás algún día Iruya sea mi lugar, quizás no...pero lo mejor es estar siempre en camino...Besos!!

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